Venciendo la tentación sexual con el poder de Dios



Vivimos en tiempos donde la inmoralidad sexual se ha normalizado. La sociedad exalta el placer por encima de la obediencia a Dios, y muchos creyentes luchan en silencio con pensamientos impuros, la masturbación, la atracción por el mismo sexo y la prostitución. Pero la Palabra de Dios nos enseña que sí hay libertad en Cristo y que el Espíritu Santo nos capacita para vivir en santidad. Esta predicación está centrada en la verdad bíblica, el poder del perdón y el llamado a una vida nueva.

I. La batalla de la mente y los deseos sexuales

El pecado sexual no empieza en el cuerpo, sino en el corazón y la mente. Jesús fue claro al respecto:

Mateo 5:28 (RVR1960):
"Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón."

Jesús revela que el pecado comienza en la intención. Por eso, debemos renovar nuestra mente y no permitir que los pensamientos impuros tomen lugar.

Romanos 12:2:
"No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta."

La Biblia Plenitud enseña que esta renovación es progresiva, obra del Espíritu Santo, y se alimenta con la Palabra, la oración y la obediencia.

Aplicaciones prácticas:No alimentes la fantasía sexual.

Filtrá lo que ves, escuchás y leés.

Orá antes de caer en la tentación.

Enfocate en lo eterno, no en lo momentáneo.

II. ¿Cómo vencer la masturbación?

Aunque el término “masturbación” no aparece literalmente en la Biblia, sus principios sí lo abordan como parte de la impureza sexual y el dominio de la carne.

1 Corintios 6:18-20:
"Huid de la fornicación... ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo... glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios?"

Aquí Pablo deja claro que el cuerpo del creyente no es para el pecado, sino para glorificar a Dios. La masturbación es una práctica que fomenta la lujuria, el egoísmo y la adicción.

Gálatas 5:16:
"Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne."

Andar en el Espíritu significa caminar en dependencia diaria de Dios. Según la Biblia Plenitud, esto es una vida guiada por el Espíritu que produce dominio propio.

Pasos prácticos para vencer:Quitá el acceso a pornografía y contenido sensual.

Invertí tiempo en oración, lectura bíblica y alabanza.

Ayuná para fortalecer el espíritu.

Confesá tu lucha a un hermano maduro en la fe.

Tomá autoridad espiritual sobre tu cuerpo y mente.

III. La homosexualidad y el propósito de Dios

El diseño de Dios es claro: creó al hombre y a la mujer para complementarse y glorificarle a través del matrimonio. El pecado distorsionó esa imagen, pero en Cristo hay restauración.

Romanos 1:26-27:
"Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas... los hombres con hombres cometiendo hechos vergonzosos..."

Este pasaje muestra que la homosexualidad es una señal de una humanidad alejada de Dios. No es una condena sin salida, sino una advertencia y un llamado al arrepentimiento.

1 Corintios 6:9-11:
"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis... ni los afeminados, ni los que se echan con varones... Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados..."

Muchos en la iglesia primitiva habían sido homosexuales, pero fueron transformados. El evangelio tiene poder para cambiar al ser humano.

Consejos espirituales:Rechazá la mentira de que no se puede cambiar.

No te identifiques por tu inclinación, sino por tu redención.

Rodeate de creyentes que te edifiquen.

Renová tu mente con la Palabra.

Buscá consejería pastoral y oración continua.

IV. La prostitución y el valor del cuerpo

Dios creó el cuerpo humano como templo del Espíritu Santo, no para ser usado como instrumento de pecado o comercio sexual.

1 Corintios 6:15-16:
"¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? ¡De ningún modo! El que se une con una ramera, es un cuerpo con ella."

El acto sexual une profundamente. La prostitución, tanto practicada como consumida, deja marcas emocionales, físicas y espirituales. La Biblia Plenitud explica que hay transferencia de impureza cuando se participa de un acto sexual fuera del diseño de Dios.

Pero también hay esperanza y restauración.

Lucas 7:37-50:
Jesús es ungido por una mujer pecadora. Él no la rechaza, sino que la perdona y la dignifica.

Versículo 47:
"Sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho..."

Cristo no solo perdona, sino que restaura la dignidad y el valor de quienes han sido usados o se han ofrecido por necesidad o engaño.

Pasos para salir de la prostitución o dejar de consumirla:Cortar todo vínculo con ambientes y personas que inciten a eso.

Buscar comunidad cristiana, consejería y nuevos hábitos.

Llenarse de la Palabra, oración y ayuno.

Sanar las heridas interiores del pasado con la ayuda del Espíritu Santo.

Isaías 1:18:
"Si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos..."

V. Pasos para vivir en libertad

Arrepentimiento genuino:
Hechos 3:19: "Arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados..."Renovación mental diaria:
Filipenses 4:8: "Todo lo puro, todo lo amable... en esto pensad."

Vida espiritual sólida:
Oración, ayuno, Palabra y comunidad cristiana.

Confesión y apoyo espiritual:
Santiago 5:16: "Confesaos... y orad... para que seáis sanados."

Evitar situaciones y ambientes de tentación:
Proverbios 6:27: "¿Tomará el hombre fuego en su seno sin que sus vestidos ardan?"

Proclamar la verdad:
Juan 8:32: "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

No importa el pasado ni la magnitud de la lucha. En Cristo hay esperanza, perdón y poder para vencer. Jesús no vino a condenar, sino a salvar y restaurar.

2 Corintios 5:17:
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas."

Juan 8:36:
"Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres."

Oración final:
Señor Jesús, reconozco que he fallado en mi mente, mi cuerpo y mi corazón. Me arrepiento y me entrego completamente a Ti. Te pido que me limpies, me liberes y me transformes. Que tu Espíritu Santo me fortalezca para vivir en santidad. Desde hoy decido caminar contigo. Amén.

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