¿Debe el creyente sujetarse a su pastor?


¿Debe el creyente sujetarse a su pastor?

En el contexto de la iglesia cristiana, la figura del pastor ocupa un rol clave como guía, maestro y cuidador espiritual. Pero muchos se preguntan: ¿qué significa sujetarse a un pastor? ¿Es una obligación bíblica? ¿Hasta qué punto debe llegar esa sujeción?

Este estudio busca responder esas preguntas con base en la Palabra de Dios, sin añadir cargas humanas ni fomentar el autoritarismo, sino promoviendo el orden bíblico, la madurez espiritual y el discernimiento a la luz de la Escritura.

¿Qué es sujetarse?
El término sujetarse proviene del griego "hupotássō", que implica colocarse voluntariamente bajo la autoridad de otro, con respeto y reconocimiento de su función.
No significa obediencia ciega o esclavitud, sino un acto voluntario de colaboración dentro del orden establecido por Dios, con entendimiento y madurez espiritual.

Base bíblica de la sujeción a los pastores

Hebreos 13:17 dice:
"Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta..."
Este versículo exhorta al creyente a obedecer (cuando la dirección es conforme a la Palabra), sujetarse (reconociendo su responsabilidad espiritual) y cooperar para beneficio espiritual, no por temor sino por entendimiento y confianza en Dios.

1 Tesalonicenses 5:12-13 agrega:
"Reconoced a los que trabajan entre vosotros... y os amonestan..."
El creyente debe reconocer la autoridad pastoral legítima. Este respeto se gana por fidelidad a la verdad y al cuidado de las almas, no por imposición de cargos o títulos.

El ejemplo de Jesús sobre la autoridad
Jesús enseñó que la autoridad en su Reino no se ejerce con dominio ni imposición, sino mediante el servicio humilde.

Mateo 20:25-28:
"...el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor..."
El liderazgo conforme a Cristo se valida por el carácter y el testimonio, no por el poder. El verdadero pastor sirve como lo hizo el Buen Pastor: con amor, verdad y entrega.

Límites bíblicos de la sujeción

El creyente no debe sujetarse a toda figura pastoral de forma automática. La Biblia establece límites claros para una sujeción sana y bíblica:

Nunca sujetarse a lo que contradice la Escritura.

Gálatas 1:8: "Si alguno os predica diferente evangelio, sea anatema." Hechos 5:29: "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres." La Palabra de Dios es la máxima autoridad, por encima de todo líder humano.

No sujetarse a líderes que abusan o distorsionan su autoridad. 1 Pedro 5:3: "No como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado..." El liderazgo en la iglesia no es para controlar, sino para guiar con el ejemplo.

No sujetarse por miedo, sino por convicción espiritual. 2 Timoteo 1:7: "Dios no nos ha dado espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio." La sujeción verdadera nace del amor a Dios y del deseo de edificación, no del temor humano.

El cristiano debe juzgar a la luz de la Escritura

El discernimiento espiritual es una responsabilidad, no una opción. La Biblia enseña que el creyente debe juzgar todas las cosas con madurez, no con crítica carnal, sino con la mente de Cristo.

1 Corintios 2:15:
"El espiritual juzga todas las cosas..."
Esto no significa buscar errores constantemente en otros, sino evaluar si las enseñanzas y decisiones del pastor son fieles a la Palabra. La sujeción no anula el discernimiento, sino que lo presupone.

Hechos 17:11:
La iglesia de Berea escudriñaba cada día las Escrituras para ver si lo que enseñaba Pablo era verdad. Aún al apóstol lo examinaban con la Palabra.
Así también nosotros debemos examinar toda enseñanza, no por sospecha o rebeldía, sino por amor a la verdad.

Mateo 7:15-16:
"Guardaos de los falsos profetas... por sus frutos los conoceréis."
El cristiano tiene el deber de discernir a los falsos pastores. El fruto del siervo verdadero es humildad, fidelidad y pureza de corazón.

¿Qué debe hacer el creyente?

Conocer profundamente la Escritura, para no ser engañado ni manipulado.

Tener un espíritu humilde pero firme. Sujeción no es idolatría, es obediencia en orden y amor.

Respetar el orden espiritual que Dios ha establecido, sabiendo que todo debe pasar por el filtro de la verdad bíblica.

Orar por sus pastores y también por discernimiento. El liderazgo espiritual requiere sabiduría, vigilancia y dependencia del Espíritu Santo. Efesios 4:11-12 enseña que Dios ha constituido pastores para edificar al cuerpo de Cristo. Cuando un pastor es fiel, merece respeto, apoyo y oración.

¿Qué debe hacer el pastor?

Guiar con mansedumbre y ser ejemplo del rebaño.

1 Pedro 5:3: "Siendo ejemplos de la grey." Someterse él mismo a la Palabra. El pastor no está por encima del Evangelio, sino bajo su autoridad.

Ejercer autoridad con temor de Dios, sabiendo que dará cuentas. Santiago 3:1: "No os hagáis muchos maestros, sabiendo que recibiréis mayor condenación." El pastor verdadero no busca su gloria, sino servir a Cristo y cuidar las almas con temor reverente.

Discernimiento, no juicio carnal

No estamos llamados a vivir vigilando a los demás, ni a juzgar con ligereza lo que hacen o no hacen. Jesús enseñó que antes de mirar la paja en el ojo ajeno, debemos mirar la viga en el nuestro. Pero también dijo que sus ovejas oyen su voz y le siguen (Juan 10:27).
Debemos aprender a escuchar esa voz, a reconocer la guía del Espíritu, y a caminar en verdad. Para eso está la Palabra, para enseñarnos a conocerle y seguirle con fidelidad.

La sujeción bíblica es voluntaria, razonada y a la luz de las Escrituras. No es obligación ciega, sino una actitud espiritual basada en la obediencia a Cristo y el amor a su Iglesia.
El creyente debe vivir con discernimiento, amor, humildad y fidelidad. Y el pastor debe conducir con mansedumbre, integridad y sujeción al Señor.

No seamos cristianos que viven señalando errores, sino creyentes que se examinan a sí mismos y siguen la voz del Buen Pastor. Porque sólo las ovejas que le conocen oyen su voz y le siguen. Y para conocer esa voz, debemos vivir aferrados a su Palabra.

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