¿QUIERE DIOS DESTRUIR LA TIERRA Y A SU GENTE?
Jesús enseñó que Dios no envió al Hijo para condenar al mundo, sino para salvarlo. La voluntad de Dios es que todos procedan al arrepentimiento, no la destrucción de las personas ni del mundo como fin. Juan 3:16-17 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. En Juan 12:47 Jesús afirma: al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
EL JUICIO DE DIOS ES REAL, PERO SU DESEO ES LA REDENCIÓN
Dios es justo, y sí habrá un juicio final, pero su deseo no es el castigo sino la redención. El juicio llega como consecuencia del rechazo persistente a su amor y su gracia. En Ezequiel 33:11 Dios dice: Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva el impío de su camino, y que viva. Y en 2 Pedro 3:9 se nos recuerda que el Señor no retarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.
¿POR QUÉ SE PREDICA QUE DIOS QUIERE DESTRUIR?
Muchos mensajes hoy están enfocados únicamente en la ira de Dios sin equilibrarla con su paciencia, misericordia y amor. Esto causa temor en lugar de llevar al arrepentimiento genuino. El Apocalipsis no es una amenaza vacía, sino una revelación de Jesucristo, una advertencia justa que también anuncia la restauración: cielos nuevos y tierra nueva. Dios renueva, no destruye sin propósito.
ESTO NO SIGNIFICA QUE PODEMOS DESCANSAR O VIVIR DESCUIDADAMENTE
Sin embargo, esto no significa que el creyente pueda descansar o vivir descuidadamente. Jesús mismo nos llama a velar. En Mateo 24:42 dice: Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. En Lucas 21:36 dice: Velad, pues, en todo tiempo, orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas. Romanos 13:11-14 nos exhorta a despertar del sueño y a vestirnos de las armas de la luz, porque el día está cerca.
DIOS QUIERE UNA IGLESIA TRANSFORMADA, NO INDIFERENTE
Dios desea una iglesia santa, pura, sin mancha, como se enseña en Efesios 5:27. Por eso nos llama a vivir conforme al Espíritu, y no según la carne. En Gálatas 5:22-23 se nos dice que el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza. Estos frutos deben reflejarse en la vida del creyente. Debemos buscar la justicia de Cristo, el amor verdadero y formar el carácter de Cristo en nosotros. En 1 Juan 2:6 se afirma: El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
LA GRACIA SALVA, PERO TAMBIÉN NOS ENSEÑA A VIVIR EN SANTIDAD
No se trata solo de evitar la condenación, sino de ser transformados a la imagen de Cristo, siendo luz del mundo y sal de la tierra. Hay que velar, orar, santificarse y perseverar en la fe. La gracia que nos salvó también nos enseña a vivir piadosamente, como dice Tito 2:11-12.
DIOS NO QUIERE DESTRUIR, SINO SALVAR Y TRANSFORMAR
Dios no quiere destruir. Quiere salvar, restaurar y transformar. Pero espera una respuesta viva y constante de nuestra parte: fidelidad, búsqueda de su justicia, y un carácter moldeado por su Espíritu.
Publicar un comentario